Cuando llegas hasta la fuente misma de tu ser,
donde estás totalmente de un humor primaveral,
y las flores llueven sobre ti,
de repente sientes una gratitud que no se dirige a nadie,
al igual que una fragancia que sale de ti,
tal como el incienso produce ondas de humo y fragancia que se elevan hacia el cielo desconocido y desaparecen.
EL DIOS QUE NUNCA FUE
OSHO
1 comentario:
Siento el aroma de esa flor , de todas las flores , de todos los jardines que el Universo nos brinda ...sin pedir nada a cambio!!!
Namaste y...Gracias!!!!
Publicar un comentario