El maestro japonés Nan-in recibió a un profesor de filosofía. Nan-in sirvió té, colmó la taza de su visitante y continuó vertiendo. El profesor la contempló rebosar hasta que ya no pudo contenerse: —¡Deténgase! ¡Esa taza está colmada, ya no entra más! Nan-in dijo:
—Como esta taza, estás colmado por tus propias opiniones y especulaciones. ¿Cómo te podría yo mostrar el zen si no vacías antes tu taza?
Habéis acudido a una persona aún más peligrosa que Nan-in, porque no basta con una taza vacía; la taza debe romperse del todo. Aun si estás vacío, si estás ahí, estás colmado. Hasta el vacío te colma. Si sientes que estás vacío, no estás vacío en absoluto, estás ahí. Sólo has cambiado de nombre: ahora te llamas a ti mismo vacío. La taza no sirve para nada; debe romperse del todo. Sólo cuando no eres puede el té ser vertido en ti, sólo cuando no eres puede verterse en ti el té, sólo deja de haber necesidad de verter el té en ti. Cuando no eres, toda la existencia comienza a verterse, toda la existencia se convierte en una lluvia que viene de todas las dimensiones, de todas las direcciones. Cuando no eres, lo divino es. La anécdota es maravillosa. Es inevitable que le haya ocurrido a un profesor de filosofía. Según la anécdota, un profesor de filosofía acudió a Nan-in. Debe haber acudido por motivos equivocados, pues, como tal, un profesor de filosofía siempre está equivocado. La filosofía significa intelecto, razonamiento, pensamiento, discusión. Y ése es el modo de estar equivocado, pues quien discute no puede estar enamorado de la existencia. La discusión es la barrera. Si discutes, estás cerrado; la existencia toda se cierra para ti. Entonces no estás abierto y la existencia no está abierta para ti.
Osho- Un Pájaro al Viento
Cap. 1, Vacía Tú Taza
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